Logística urbana: El reto urbano de entregar mercancías de manera rápida y sostenible
- Más Urbano

- 6 nov
- 5 Min. de lectura

Hoy más que nunca saber cómo hacer llegar las mercancías a nuestras casas y negocios se ha convertido en un tema de preocupación. En el mundo se ha desarrollado una cadena para la entrega de los distintos suministros, con la que se conecta cada rincón. Esta comienza en las fábricas, pasa, muchas veces por los barcos para llegar a los puertos de las distintas regiones, para allí se trasladas por las carreteras y llegar a los centros poblados. Este último trayecto dentro de las ciudades se llama “la última milla”, que es el recorrido desde los centros logísticos, los puertos secos o las bodegas hacia el consumidor final o hasta los negocios de minoristas.
Este último recorrido suele ser la cara más visible de la cadena. El domiciliario, el pequeño camión o la van recorren todo el día las calles de una ciudad. Contrario a lo que podría pensarse este recorrido de la cadena es el más costoso, debido, principalmente, a su ineficiencia, pues se destinan innumerables horas que se pierden en la congestión vehicular, en la dispersión de las entregas, en la demora en cada una de las paradas. Esto tiene, además, costos enormes para la ciudad, al aumentar los tiempos de desplazamiento, al ocupar un gran espacio, sobre todo en las zonas comerciales y vías principales. Pero, tal vez, lo más grave de todo es que crece la contaminación atmosférica, ya que la mayoría de los vehículos usados para este fin son altamente contaminantes.
En Colombia no existe una normativa específica para la distribución de última milla y, por esta razón, se deja a los municipios un poco desprotegidos frente al alto impacto que suelen tener este tipo de distribución. Ante esta situación, varios municipios han optado por aplicar restricciones de horario o destinar lugares específicos de cargue y descargue. Esto, sin embargo, no ha dado ningún resultado, pues las dinámicas de la carga urbana sin una regulación normativa son difíciles de controlar, si no se logra establecer la relación apropiada que deben tener con toda la cadena logística.

Las cifras del valle de Aburrá
El país, con cifras de agosto de 2025, movilizo 13,2 millones de toneladas. Desde Antioquia salieron 1,3 millones, esto para dar un ejemplo de la magnitud de lo que se transporta desde allí. Al centro de Medellín ingresan diariamente 36.635 viajes de carga, se mueven en promedio al día 16.418, 81 toneladas. Desde cada establecimiento, en promedio, se realizan 0,9 viajes por día y de carga 0,4 toneladas, unos 400 kilos. Esta es la capacidad de media camioneta pickup, para que nos hagamos una idea. No es entonces descabellado que el 57,5% de los viajes de carga se realicen en vehículos pequeños, de menos de 1 tonelada de carga. Entre estos vehículos están las pickups, los automóviles, los camioncitos pequeños, las motos de 2 y 3 ruedas y, afortunadamente, las bicicletas que son el 5,2% y los triciclos 7,7% del total. Estos dos últimos vehículos usados para el transporte de mercancías tienen enormes ventajas frente a los otros, por sus costos y eficiencia, además, enormes ventajas para la ciudad, pues no contaminan.
El gran grito de la ciudad: La necesidad de una movilidad sostenible
El problema que se genera con la última milla no es solo económico, es eminentemente urbano y ambiental. El modelo tradicional, basado en camiones diésel o de gasolina que circulan por zonas de alta densidad, es el mayor aportante de PM2.5, con 538 toneladas al año, que corresponde a un 29% del total del transporte. Este genera un impacto significativo en la congestión vehicular, sobre todo por los tiempos de espera entre el cargue y descargue, a este hay que añadirle el incremento que se produce en la congestión que se genera por parte de vehículos privados que realizan entregas de paquetería. Todo esto aumenta la cantidad de vehículos en las calles, generando externalidades cada vez más graves, además, cabe mencionar, que este tipo de vehículos suelen emitir más ruido que todos los demás.
Para Más Urbano la solución es clara: la última milla debe ser sostenible. Esto implica reestructurar el proceso logístico para que sea más eficiente, menos contaminante y más respetuoso con el entorno.

Estrategias sostenibles que están transformando la última milla
La transición hacia una logística de última milla más sostenible viene dando pasos en la dirección correcta, estos son algunos de ellos y sus retos
1. Ciclologística
El uso de bicicletas de carga (cargobikes) y triciclos eléctricos es una de las alternativas más efectivas para distancias cortas como las del Valle de Aburra, sobre todo para los centros urbanos.
Beneficios: Cero emisiones, mayor agilidad para sortear el tráfico, reducción del ruido y acceso para vehículos grandes a zonas restringidas.
Impacto urbano: Reducen la necesidad de grandes zonas de carga y descarga, liberando espacio público.
Impacto ambiental: reduce las emisiones de efecto invernadero, el ruido y la contaminación en general.
2. Electromovilidad en flotas
El reemplazo gradual de vehículos de combustión interna por camiones eléctricos y demás vehículos ya se vienen dando con buenos resultados en zonas urbanas.
Beneficios: Cero emisiones, disminución del ruido, adaptación del tamaño a la disponibilidad urbana.
Impacto urbano: Siguen usando el mismo espacio que un camión a combustión, lo que causa congestión. Se sigue teniendo dificultades con las entregas y los tiempos son los mismos.
Desafíos y soluciones: Inversión inicial alta e infraestructura de carga aún en desarrollo. El tiempo de recambio de una batería sigue siendo una incógnita, por el momento.
3. Puntos de entrega (reducción de kilómetros)
Uno de los mayores retos hoy en día es la entrega al cliente final, para lograrlo se pueden poner en marcha dos tipos de estrategias para acercar la mercancía al consumidor.
Micro Hubs urbanos: Pequeños centros logísticos ubicados estratégicamente dentro de la ciudad (a veces en antiguos garajes o locales vacíos), que permitan que las entregas finales se hagan en vehículos más pequeños y en distancias mínimas.
Puntos de recogida (Lockers y Tiendas): Fomentar que el cliente retire su paquete en un punto fijo (taquillas inteligentes o comercios asociados) reduce el número de viajes individuales a domicilio y minimiza las entregas fallidas.
4. Optimización Inteligente de Rutas
La tecnología, los datos urbanos y últimamente la inteligencia artificial, pueden ayudar, en gran medida, a mejorar las rutas, encontrar lugares de estacionamiento, calles aptas para el cargue y descargue, disminuir costos en combustibles y en horas hombre, agrupar entregas y aprovechar vehículos vacíos para transportar a otros lugares.
Conclusión para lograr una ciudad más amable
El transporte de carga de última milla es mucho más que un proceso logístico; es un termómetro de la calidad de vida urbana. Al priorizar soluciones sostenibles, no solo estamos optimizando costos y tiempos de entrega, sino que estamos:
Mejorando la calidad del aire que respiramos.
Descongestionado nuestras calles.
Haciendo las ciudades más silenciosas y seguras.
El futuro de la última milla es verde, eléctrico y ligero. Las empresas que inviertan en esta transformación no solo ganarán eficiencia, sino que se posicionarán como líderes en la construcción de ciudades más inteligentes y amables para todos.




Comentarios